martes, 27 de octubre de 2009

EL AGUA, lo emocional

Tu Tarot Personal en Zaragoza

El agua, el más adaptable de los cuatro elementos, dignifica a la materia en estado líquido, y simboliza en el tarot y en la naturaleza el reino de todo lo emocional, la intuición, el subconsciente, el mundo interior, las artes y la magia misma. El agua es, junto con la tierra, el otro elemento femenino, pues es matriz y origen de toda vida. Se le considera frío y húmedo. En numerosas culturas, al igual que la luna, es el arquetipo de lo femenino, el principio del yin. Éste es el elemento de la receptividad, la vital capacidad humana de adaptación, integración y sacrificio. Simboliza la adaptación de nuestras emociones al entorno que las rodea, al igual que el líquido elemento se adapta a la forma de su continente.

Dada su naturaleza receptiva, el agua mantiene una poderosa conexión con nuestra parte pasiva y emocional, capaz de sacrificarse y adaptarse a lo que la rodea: el yin; así como su opuesto, el fuego, mantiene una con nuestra parte activa y nuestra individualidad, capaz de transformarnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea: el yang. Esotéricamente hablando y conforme a sus características, el elemento agua proporciona el flujo de unión necesario para poder asimilar e integrar a los otros tres.

Desde los tiempos más remotos de la alquimia y las primeras civilaciones se le lleva asignando el oeste como punto cardinal (el punto por donde se pone el sol y la luz da paso a las sombras) y representando con el color azul.


"Un elemento líquido de mezcla, de argamasa, de comunión y también de disolución. En toda descomposición moral o física solemos emplear a menudo el término "diluir". El agua se asocia a la feminidad, receptividad, apertura, océano, matriz y origen de la vida. Recordemos, además, el agua bautismal como purificación"

-"Wicca". Pedro Palao Pons-


El Elemento Agua en el Tarot

En la astrología y el código elemental, el elemento agua está directamente asociado con la luna y nuestro mundo interior, el yin; de igual manera su opuesto, el elemento fuego, está directamente asociado al sol y la exteriorización de nuestra energía, el yang. Estos dos elementos simbolizan los dos grandes opuestos del cosmos, lo de dentro y lo de fuera, lo pasivo y lo activo, lo femenino y lo masculino, y por ello el Tarot los sintetiza respectivamente en sus naipes número XVIII (La Luna) y XIX (El Sol)

Los wiccanos saben muy bien que conocer y controlar el elemento agua significa aprender a aceptar y controlar los poderosos cambios internos y emocionales que sufrimos, adaptarnos y asimilar todo lo que acontece, por abrumador y radical que sea. Ésta es, sin duda, la más importante lección que el elemento agua nos puede transmitir, así como aprender a aceptar, respetar y valorar la vida en todas sus formas, sin excepciones. Esta valiosísima lección vital está recogida en el naipe de La Suma Sacerdotisa, el segundo de los veintidós arcanos mayores del Tarot, que introduce al elemento agua y dignifica nuestra madurez emocional y capacidad de adaptación y sacrificio.

El agua es una materia tremendamente adaptable: no sólo a la forma exacta del recipiente que la contiene, sino también al entorno atmosférico que la rodea, cambiando de estado a hielo o vapor según el clima. Puede ser la calma absoluta del lago, el continuo romper del oleaje o la fuerza inmensa del torrente; por ello esotéricamente se asocia con nuestro mundo interior y emocional, que sufre continuamente poderosos cambios y altibajos.

El agua es el elemento por excelencia de todo lo femenino, el misticismo, la magia (que no es más que, en definitiva, aquellas energías que están en constante fluctuación en nuestro interior y pueden provocar algunos sutiles cambios) y la intuición, con la que nos llama a interesarnos por lo oculto y todo aquello que no podemos percibir directamente con nuestros cinco sentidos. Comúnmente las mujeres están más ligadas a este misterioso elemento y a su planeta regente, la luna, por lo que algo inconmensurablemente poderoso las llama a interesarse, de cuando en cuando, por su inquietante mundo interior, lo que las vuelve más emocionales e intuitivas; así como los hombres generalmente están más ligados al elemento fuego, lo masculino, el sol y la exteriorización de sus energías, lo que les vuelve más activos y menos emocionales.


II - La Suma Sacerdotisa
El naipe de La Suma Sacerdotisa (II) de El Tarot Elemental
(haz click para ver en detalle)


Así pues, esotéricamente hablando, el contacto directo con el elemento agua nos alienta a encontrar la paz y la calma interiores para aceptar nuestras emociones por intensas que sean, a adaptarnos a los cambios y a nuestra situación actual, a asimilar y escudriñar nuestro propio subconsciente y nuestro mundo interior, que al igual que el Tarot, está repleto de símbolos capaces de guiarnos por medio del arte, los sueños y la intuición.

En la mancia del Tarot, por ser cáliz y arcano recipiente dador de vida y salud, las copas son el símbolo que dignifica a este elemento de la naturaleza, por lo que la aparición en la tirada de naipes de este palo en concreto nos habla de la situación y el entorno emocionales de la persona o personas por las que preguntamos. Toda aquella figura que porte una copa en el Tarot viene a comunicarnos algo relativo al amor, las demás emociones y las relaciones humanas, siendo el As de Copas la máxima representación de los mismos en esta mancia; la máxima exponención del elemento agua y uno de los naipes más benéficos y reveladores de todo el Tarot.

Una intensa y desbordante emoción, una relación en su más álgido punto, una actividad tremendamente vocacional o incluso una concepción o un nacimiento, etc., pueden llegar a ser representados por esta mística carta. Tampoco hay que olvidar que el Tarot apela, en incontables ocasiones, al sentido más gráfico de los símbolos que encierra: preguntando por la salud, por ejemplo, las cartas que ilustren directamente al elemento agua, como La Suma Sacerdotisa (II, en el caso de El Tarot Elemental, abajo), La Templanza (XIV), La Estrella (XVII) o el mismo As de Copas nos haban de circulación sanguínea, absorbción y retención de líquidos, terapias en balnearios, etc. Recuerda que únicamente con la práctica y el tiempo necesarios aprenderás a reconocer e interpretar los símbolos de éste y los demás elementos de la naturaleza representados en los naipes del Tarot, de ahí la importancia de nuestro actual estudio.


El Agua, el Elemento de la recepción

Si la luz que simboliza la carta de El Sol (XIX) en el Tarot hace referencia a exteriorizar (de dentro a fuera) nuestras energías y compartirlas con los demás, o lo que es lo mismo, al elemento fuego; las sombras que simboliza la misteriosa carta de La Luna (XVIII) hacen referencia a la interiorización y la asimilación de esas energías, al elemento agua y nuestro mundo interior. Es en este mundo interior donde aprender a procesar y controlar nuestras energías emocionales es lo que marca la diferencia entre vivir en paz y con la calma que necesitamos para fluir y adaptarnos a los continuos cambios que sufrimos o vivir en el estrés y el agobio de estancarnos en todo aquello a lo que nos aferramos.

Esta segunda posibilidad es realmente peligrosa y desgraciadamente muy común en nuestra vida diaria, pues otorga a los demás y a nosotros mismos, incluso inconscientemente, el poder para hacernos un grave daño. Por eso, sea como fuere, los naipes del Tarot asociados al elemento agua avisan de que son nuestras emociones las que se han visto, se ven o se van a ver afectadas, para bien o para mal.

A modo de síntesis pues, como los otros tres, el agua pretende enseñarnos a hallar un equilibrio práctico entre las fuerzas y facultades que poseemos: cuando somos excesivamente emocionales y pasivos, acostumbrados a dejarnos llevar por la corriente y a adaptarnos siempre a los demás, se produce un desequilibrio: "hay demasiada agua". Análogamente, cuando vamos por la vida arrasando y sin mostrar un ápice de compasión y consideración para con los demás y lo que nos rodea se produce el desequilibrio inverso: "falta agua".

Los signos astrológicos de agua son Piscis (19 febrero - 20 marzo), Cáncer (22 junio - 22 julio) y Escorpio (23 octubre - 21 noviembre) que dignifican en nuestra personalidad todas aquellas características (sensibilidad, intuición, capacidad de adaptación y sacrificio...) propias de este elemento, tanto buenas como malas. Más adelante dedicaremos un apartado al estudio de los signos astrológicos, siempre útil en el aprendizaje del tarot.

Recuerda que "pertenecer" astrológicamente a un elemento concreto no significa que no seas capaz de desarrollar las cualidades dignificadas por los otros tres, de hecho, la misión de toda la filosofía elemental es guiarte hasta encontrar el equilibrio entre los cuatro. No olvides que, simplemente, todos y cada uno de nosotros nacemos más ligados a una de las cuatro piezas del mismo engranaje.