jueves, 2 de octubre de 2008

¿De dónde viene?

Tu Tarot Personal en Zaragoza

Aún hoy día se desconoce el origen legítimo del tarot. Éste está envuelto en un misterio que al parecer pocas posibilidades tiene de ser resuelto. Por doquier asoman la cabeza estudiosos de la Historia con nuevas teorías que promulgar, y éstas, con nuevos debates que suscitar. De hecho es tal la reyerta que el misterio del origen de esta mancia ha provocado, que desde una tardía edad media con sus interminables escritos esotéricos hasta nuestra época, sin ir más lejos de la propia internet, cada pensador ha sostenido con uñas y dientes su propia verdad y desprestigiado las teorías del vecino.

Desde los que lo sitúan alrededor del siglo XIII (Baja Edad Media) creado por los místicos de la época, necesitados de un código con el que ocultar y salvaguardar su sabiduría, hasta los que lo hacen allá por el 3100 antes de Cristo, como la esencia simbólica de una ciencia milenaria, la alquimia, en la mismísima capital del Imperio Antiguo de Egipto, Menfis.

Éstas son, precisamente, las dos teorías principales, y aunque existen otras muchas más, tan curiosas incluso como la que describe al Tarot como un regalo interplanetario, procedemos a conocerlas con un poco más de profundidad, no sin antes dejar claro que estamos ante una muy posible condensación simbólica de la sabiduría primigenia, de la raíz de todas las ciencias y creencias, lo que su sola posibilidad lo convierte en algo muy valioso, arcano y serio.

1. De la mano del faraón.

Cronológicamente hablando, la más antigua y abrumadora referencia que ha sido encontrada es El Libro de Toth, o lo que en una serie de figuras cinceladas en los muros del Templo de Ptah, Menfis, de él se conserva. (Se ha de distinguir aquí a Menfis como la capital del Imperio Antiguo de Egipto, fundada en el 3100 a.C.; y a este templo como datado del Imperio Nuevo: XVIII Dinastía - XX Dinastía 1.550 a.C. - 1.069 a.C.)

Las figuras encontradas en los muros de este templo contienen, para los que han podido contemplarlas, similutes con las que adornan los naipes del Tarot demasiado importantes como para pasarlas por alto, lo que lleva décadas dando pie a los estudiosos de la mancia a defender éste como su verdadero origen. Tal es el caso del doctor Klaus Bergman, importante escritor contemporáneo y estudioso de lo esotérico, autor de obras bastante conocidas como "Las Profecías de Nostradamus" o "El Tarot". En esta última, el doctor explica:

"Hablar de Toth es citar, obligatoriamente, a Hermes Trimegisto (tres veces maestro), ya que la civilización egipcia desarrollada bajo los Ptolomeos identificó al mítico dios-luna-Toth con Hermes, al que ellos tenían como un antiguo rey de Egipto, inventor de todas las ciencias, cuyos secretos guardaba en los libros místicos finalmente condensados en uno solo, el Libro de Toth, el manual de las altas escuelas iniciáticas, de la magia, la astrología, la astronomía y de todo lo que al espíritu corresponde [...] que contiene una colección de figuras cabalísticas para obtener efectos mágicos que se identifican fácilmente con el tarot en general y especialmente con los veintidós arcanos mayores del tarot" Extracto de la obra "El Tarot" del Dr. Klaus Bergman
La Gran Esfinge de Guiza, Egipto La Gran Esfinge de Guiza, Egipto
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En el interior de la Gran Pirámide existe un recientemente descubierto túnel que conduce a través y debajo de las patas de la Gran Esfinge hasta otro templo de iniciación egipcia, donde de nuevo se hallan las tablillas rescatadas de El Libro de Toth. De estas ciento ocho tablillas de oro puro sólo se conocen setenta y ocho, el mismo número que cartas conforman el Tarot.
Aunque todas estas evidencias suponen para muchos, entre los que me incluyo, la prueba de que el Tarot proviene de estos templos del Antiguo Egipto, algunos estudiosos se empeñan en echar por tierra esta "teoría" y defender un origen medieval.

Representación del dios Toth

Toth se presentó en Egipto procedente de un país de "más allá de donde se oculta el Sol", por lo que seguramente habría emigrado del oeste. También el origen de este sabio es un misterio, si bien muchos presuponen que emigrara de la mítica Atlántida. Sea como fuere, por su gran sabiduría en todas las ciencias, al servicio del rey Menes unificador, se le representó desde muy temprano como un hombre con cabeza de Ibis, el ave sagrada del Nilo para los egipcios. Cuando los griegos arribaron a Egipto no pudieron sino maravillarse por lo que Toth había conseguido en aquellas tierras, y lo asimilaron llamándolo Hermes Trimegisto. Recopilaron buena parte de la sabiduría que aún se le atribuía, que conocemos como Alquimia, y la pusieron a buen recaudo, según arcanos escritos, en la gran Biblioteca de Alejandría. Tras sufrir incendios, terremotos y ataques de los cristianos, se estima que la biblioteca acabó desapareciendo por completo y con ella muchas de las enseñanzas de Toth.

El Libro de Toth, el primer y más antiguo "libro" del que se tiene constancia en la Humanidad, está considerado como el gran manual del esoterismo primigenio, y como el "hermano mayor" del mismísimo Libro de los Muertos, cuya autoría algunos también le atribuyen a Toth. Aunque una tablilla datada del siglo IV a.C. recientemente descubierta (no la Tabla Esmeralda) supone prueba fehaciente no sólo de que el libro existió, sino de que además perduró al menos hasta aquella época, nunca ha sido visto impreso ni reproducido.
Se presupone que lo conformó un papiro o una serie de hojas de entre 10000 y 20000* años de antigüedad y que contiene la sabiduría de este escriba, que se ganó un puesto en el panteón egipcio y que al parecer fue la figura clave en la transformación en superpotencia cultural del humilde pueblo de Egipto.
Ramsés II llegaría a poseer la obra de Toth, que se creía la fuente de su poder ; su hijo Khaunas, sin embargo, mandaría quemar el libro por temor a sus inconcebibles misterios.
La de Toth es una de las pocas obras llamadas "biblias prohibidas", condenadas por la Iglesia durante toda la edad media, tanto que la Inquisición llegó a anunciar la destrucción del libro. No sabemos si existe alguna otra copia, si lo que se salvó del ataque de Khaunas aún existe, si se mantiene oculto o sólo perdido, o si fue realmente destruído por la Inquisición. Las únicas representaciones conocidas son las cinceladas en el templo de Ptah y en la Gran Pirámide, que muchos consideran el origen de El Tarot.

2. "El legado medieval"

Sin embargo, para muchos estudiosos las similitudes, por abrumadoras que sean, no son suficientes. Existe otra gran facción que se niega a admitir su origen egipcio (o preegipcio) y defiende un Tarot naciendo en una turbulenta y oscura edad media, época en la que en su última etapa comienza su auge en Italia.

Su creación se atribuye aquí a la necesidad que los místicos medievales, allá por el siglo XIII (se estima), tenían de contener en una sola síntesis secreta (un código) toda la sabiduría que poseían. Estos místicos, en sus escritos, condensarían sus vastos conocimientos, lo que posteriormente daría origen a su simbólica y encriptada representación, el Tarot.

Desafortunadamente, y gracias a la Iglesia, la primera baraja de cartas de Tarot conocida como tal data de dos siglos después a estas "primeras" referencias escritas, por lo que poco o nada se conoce del proceso de creación. ¿Quién en la edad media, y cómo, creó el Tarot? Algunos se lo atribuyen a los místicos cabalistas de la Orden del Temple, y creen que, en sus arriesgadas empresas, los Caballeros Templarios encontraron el valiosísimo Libro de Toth, que confiaron a sus eruditos para que cristianizaran sus enseñanzas. Otros piensan que fue la también cabalística* sabiduría de Salomón, cuyo templo dio cobijo a los Templarios y les confirió su nombre, la que dio origen al Tarot.

Otros muchos, sin embargo, a las pruebas tangibles se remiten, y sostienen que el afortunado poseedor de la primera baraja de Tarot conocida y sus allegados eruditos fueron sin duda alguna sus creadores. Se sabe que la Inquisición persiguió, en la medida de sus posibilidades, que eran bastantes, hasta el último documento de sabiduría no cristiana de la edad media. Cuando se hubo enterado del posible origen pagano del Tarot, así como de las numerosas riquezas que los Templarios acumularon, la Iglesia no cesó en su empeño hasta exterminarlo casi por completo, como no dudó en torturar y quemar en la hoguera a sus propios Caballeros Templarios.

Los Caballeros Templarios Los Caballeros de la Orden del Temple
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Se cree que los famosos Caballeros del Temple, que se refugiaron en el templo de Salomón con la misión de dar con el Arca de la Alianza, encontraron allí tesoros y objetos milenarios de gran valor para la época, razón por la que el papa Clemente V y Felipe el Hermoso confabularon contra ellos y les acusaron de herejía... entre otras cosas.
Tras condenarlos, torturarlos e interrogarlos y finalmente quemarlos en la hoguera, ni Iglesia ni monarquía dieron con los tesoros de los Caballeros, que se cuentan escondidos por tierras francesas.
¿Dieron los Caballeros Templarios con el legendario Libro de Toth en su divina búsqueda del Santo Grial?
¿Lo asimilarían y cristianizarían dando origen al Tarot?

El escudo de la Santa Inquisición

La Inquisición de la Iglesia Católica, aunque fundada como tal en el siglo XII, no se hizo fuerte hasta el siglo XIII, sobre todo en el sur de Francia y el norte de Italia, regiones a las que se considera la cuna medieval del Tarot.
El misterio del posible origen en la edad media de la mancia del Tarot es tal gracias a la acción persecutoria de esta institución, que fue responsable de la destrucción de la mayor parte de barajas de Tarot hasta el siglo XV, así como de los documentos de índole esotérica que presuponemos explicarían el origen y las estructuras de la mancia.
¿Por qué el incesante empeño de la Iglesia en perseguir y erradicar el Tarot y todo lo que a él concernía?
¿Fue realmente la que destruyó, como bien dijo, el milenario Libro de Toth?
¿Pretendería esta institución, ya desde los albores de su Iglesia, ocultar a toda costa las codificadas enseñanzas del Tarot para que no llegaran a las gentes?
¿En qué medida esta milenaria o centenaria mancia amenazaba su religión?

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